Ribera del Duero



Peñafiel, corazón de la Ribera del Duero, hablar de Peñafiel es hablar de bodegas y del buen vino, como el de la Bodega Protos, de encierros y de corridas de toros en el coso, del buen comer, como un buen lechazo o el queso de esgueva, de las fiestas en San Roque y del chundara, en resumen de disfrutar de los placeres de la vida.
Es un pueblo medieval y caballeresco que cerraba la extremadura castellana con sus murallas en una situación estratégica privilegiada. Toda la villa estuvo rodeada de murallas que bajaban desde los extremos del castillo, con un perímetro total que abarcaría más de dos kilómetros, y con cinco puertas de acceso. De estas murallas se conservan sólo cuatro cubos y diferentes trozos, principalmente en la margen del Duratón.

 

Visita obligada es el castillo de Peñafiel, considerado una de las principales fortificaciones cristianas del Medievo. Podemos confirmar su existencia desde el año 943, aunque esta primera fortificación será derribada en 1431, por orden de Juan II. Más tarde, en 1456, Enrique IV autoriza su reedificación a don Pedro Girón, y éste es el castillo que se conserva hasta hoy en día. Declarado Monumento Artístico Nacional desde 1917, su planta tiene unos 200 m. de largo por 33 m. en la parte más ancha, con una torre del homenaje de 30 m. de altura.



Mención especial también merece el Convento de San Pablo. Su origen es un Alcázar edificado por Alfonso X, y en su capilla mayor, de estilo mudéjar, dispone ser enterrado el Infante don Duan Manuel, autor de "El Conce Lucanor", tras donarlo en 1320 a los dominicos. En el siglo XVI se edifica su otra capilla, de estilo plateresco. Tras el incendio de 1749, su reconstrucción modifica su antigua estructura, levantándose la actual espadaña sobre uno de los torreones almenados.
Las iglesias de San Miguel de Reoyo, renacentista de finales del siglo XVI, la de Santa María, gótica del siglo XIII, el Convento de Santa Clara y el Convento de San Francisco, del que sólo se conservan escasas ruinas, constituyen el resto de su patrimonio monumental

También mencionar la plaza del coso, rodeada de balcones, se coloca todos los veranos para las fiestas de San Roque. En ella desfilan las peñas al finalizar el paseo del famoso chundara y se celebran las corridas de toros, cabe destacar las tardes de los rejoneadores con sus elegantes caballos.
En las entrañas del castillo de Peñafiel, se encuentra la Bodega Protos lugar referente para toda la comunidad castellano-leonesa, dentro del castillo se encuentra la sede del Museo del Vino.


A 10 km de Peñafiel se encuentra el pueblo de mi padre, Torre de Peñafiel, es uno de los pueblos más pequeños de la zona y menos habitado, durante el año, ya que en verano las calles se llenan de gente.
En tiempos medievales, se denominó Las Aldehuelas y Torre de las Aldehuelas. En 1989 con fondos consistoriales se construyó una nueva casa consistorial y escuela de niños. Desde 1985, el municipio de Torre de Peñafiel, está formado por los términos y poblaciones de las antiguas villas de Torre de Peñafiel y Molpeceres. Sus términos están separados. El pueblo se sitúa en el margen izquierdo del rio Duratón. En el valle que forma el arroyo de la Sauca, entre las laderas de La Pelona y Rompealbarcas, de más de 789 m de altura.




Su iglesia parroquial de San Andrés data del siglo XVI en su primitiva construcción, pero fue muy recostruida en épocas posteriores. Posee una peculiar visera sobre el pórtico, una espadaña de ladrillo y el púlpito del 1741 barrocos, y una talla de San Andrés en una hornacina. Torre de Peñafiel también cuenta con una peculiar Fuente del Caño, en piedra de sillarejo y mampostería.

Imposible habar de la Torre sin mencionar sus numerosas bodegas y mesones. Donde se guarda el vino bien fresquito y nos damos buenos almuerzos, meriendas y demás celebraciones.


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